lunes, 16 de noviembre de 2009

2.

"No, no digas nada. Yo hablaré. ¿Me has echado de menos? Porque yo a ti mucho. ¿Eres un verdadero tirano sabes? Me cuesta estar enfadada contigo, pero esta te la guardo. No te hagas ilusiones. Me gustaría hablar pasando del juego... por una vez. ¿Te gusta mi vestido? Se lo he birlado a mi hermana. Tenía este u otro rojo tipo bomba nuclear o algo así... Debí ponerme ese... lo sé. He debido pasarme más o menos tres horas frente al espejo. ¡Pero ha merecido la pena estoy guapa! Y espero gustarte si no te meto un tortazo. ¡Espera! Shhhh... Por donde iba... El problema es que si me dijeras "me encantas" no podría creérmelo. Ya no sé cuando es un juego y cuando es verdad. Estoy perdida"


Lo más duro es que es tan solo una película, un largometraje, una invención, tan solo un guión creado para ganar audiencia sin más. Todos pasamos los días y presenciamos situaciones raras, porque nunca vivimos lo mismo, cada momento es algo nuevo en pequeños detalles. Pero, qué hacer cuando tu vida da un giro de 360º grados y tu corazón da un vuelco. Los sentimientos se escapan por la boca... Todo es diferente y sientes que todo está programado que los días pasan y las cosas no salían como esperabas... Porque no siempre las cosas salen tan bien como esperabas... La vida es como una película, nunca hay un final feliz. Pero la ingenuidad nos hace creer que sí. Por hablar podría hablarte del flashback, del shorkbark, y de todos aquellos efectos secundarios que utilizan para darle emoción al asunto y para hacerte creer que la vida es como una de esas cientos y miles de películas americanas o cuentos infantiles en los cuales el príncipe acaba rescatando a la princesa en apuros, el chico vuelve corriendo, pierde el último tren, la coge de la cintura por detrás y le susurra muy dulcemente un “te quiero”. "Bah, eso solo en las películas". Sí, es cierto pero las personas, en cierto modo, como imperfectas que somos, seguimos creyendo en el amor, en los finales felices, en la felicidad. ¿Ingenuidad? Sí. De alguna manera tendríamos que distinguirnos del resto de animales. Por pensar, he llegado a pensar que los momentos están predestinados y que las personas no tenemos la finalidad que siempre habíamos pensado, ser felices. He llegado a creer que las personas no sentimos y solo lloramos por capricho, por ingenuidad, por no conocer lo que realmente es lo que queremos, porque la duda existe, hasta un punto... Por pensar… Creer es diferente. El camino es largo, y eso lo sabemos todos. Siempre hay piedras en el camino, historias, circunstancias... si no, decidme ¿quién no ha tenido que elegir alguna vez? ¿Quién no ha arriesgado? ¿Alguien cree en el destino? yo sí... ¿quién no cree en la famosa "Y"? Una gran teoría para que mentirnos. Una gran teoría, sí.... Y dicho esto quiero mandar un besito a los griegos y maldecirlos una y otra vez por vuestra gran invención. Gracias.

Raquel.

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