jueves, 9 de mayo de 2013

Besos laminados en un tarro de sueños.
Enterrados bajo la almohada y carcomidos
por el tiempo.

Besos de anís y limón,
encauzados por la fría agonía de una noche sin sueño,
de un abril sin agua, de una cama sin aliento,
de cuerpos moviéndose al sin fin del tiempo
al compás del cuerdo,
que un día, jugó a no serlo.

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