jueves, 10 de diciembre de 2009

15. Frustración complementada

Que leve es la ilusión. Un día te despiertas y crees tenerlo todo y así como aparece se desvanece y solo queda el aliento insípido de una leve ilusión. Miras a tu alrededor y ves como el mundo gira y tu estancad@. ¡MANDA HUEVOS EL ASUNTO! Pero podrás superarlo. La confianza escasea y las circunstancias y el momento no da para más. El tiempo se hace corto y se te escapa de las manos pero poco más se puede hacer con él. El tiempo se inventó para romperlo y las palabras para no callarlas. El amor, y si me permites desvariar, nunca es fácil. Desconfías, y sabes que en el fondo es lo correcto. Desvarías, ¡oh dios, no! siempre es lo mismo. Derrochas sentimiento y todos sus afluentes. Cosechas ilusiones y crees que tu vida está en el valle de esa montaña resbaladiza difícil de escalar pero siempre has sabido que puedes y podrás una vez más. Confías… ¿pero en qué? O mejor planteado… ¿en quién?
Volvamos a la cuestión: aquí la cuestión no es ganar o perder, no es confiar o desconfiar, correr o parar. Aquí lo único que importa es amar o no amar. Yo sé amar. Me inventado mil maneras diferentes de amar (te). La pasión, el dolor, nerviosismo, emoción, rabia, celos, alegría, ligereza, sensación de ingravidez, espontaneidad e incluso he optado por la locura en ocasiones. Se amar compulsivamente hasta el punto de desgastarme la ilusión. He llegado a corregir mis modos mil veces para estropearlo al darme la espalda.
Pasamos los días pensando “míralos, ¡qué bien están! Como me encantaría estar así”. Pero ¿tú que sabrás? Quien dijo ayer “te amo” mañana te dice “prefiero que seamos amigos” equivalente a me voy con otr@ y ahí sean tú y tu suerte pero sin ser tan excesivamente claros. Que eso es otra: ¡AQUÍ LAS COSAS CLARAS! Porque las medias tintas solo las aceptan los perdedores (acabados) porque algo gris, algo intermedio no es real. Es un medio de ilusión fácil. Vamos, una mentira... Como todo. Vivimos entre mentiras. Aprendemos a hablar y nuestra primera palabra es mentira. Actuamos y mentimos. Caminamos y mentimos. Hablamos y mentimos. Vivimos para mentir. Para mentir sobre nosotros mismos, sobre nuestras vidas, sobre lo que no somos y nos gustaría ser, sobre todo lo que deseamos, lo que queremos, anhelamos, sobre nuestra vida interior, nuestros pensamientos, nuestras dudas... Incluso al soñar mentimos. Engañamos a nuestro organismo para inyectarle felicidad a base de “sueños” nunca mejor dicho. Algunos los llaman ilusiones, metas… pero en realidad son solo espejismos. Nada más que eso… Como agua en el desierto.
El secreto está en amar. Amar con todas tus fuerzas. Pero no amar al amor, sino amar a alguien. Yo amo amar, al propio acto, en sí mismo. Sin más ilaciones, sin más trucos. Y eso duele más porque el amor nunca te corresponderá como tú quieres sino como él quiera que tú le ames… Es un desliz de pensamientos, un desliz de emociones, un desliz de soledad. Intento animar el ambiente de mí alrededor sacando mi mejor sonrisa. Corrijo mi manera de actuar y mis pensamientos. Impulsividad al acecho pero consigo corregirlo. Nada más real que esto. Estar bien en apariencia pero a la vez estar vacio por dentro. A todos nos ha pasado alguna vez. No hay trucos. Esto es la vida real. Es aprender a aparentar pero ya me cansé de hacerlo. Me he cansado de dar apariencia de una felicidad incandescente. Me he cansado de corregir mis impulsos por tal de no dar mala imagen (corrijo: para dar una buena imagen). Me cansé también de ignorar el reloj y creer que todo estaba en hora y de inventarme y censurar palabras para no darle mala fama a mi nombre. A partir de hoy seré solo YO misma. Pronombre personal que denota un egoísmo aparente. Pero no me importa. No me importa nada. Solo llenar este vacío que siempre ha vivido en mí como un okupa. Sal soledad, tu tiempo ya pasó. Vuelve alegría. Adiós monotonía, adiós pensar, adiós correcciones, adiós cuidar las formas. Buenos días alegría, ¿Por cuánto te vendes?

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