sábado, 26 de diciembre de 2009

19. Hablar por hablar, sin sentido alguno

Hablo de una historia real. Una historia en la que la noche hacia el día y las horas, segundos. Hablo de un desarrollo teorético y fácil. Hablo de un lugar, de un hecho. Hablo de un complicado triangulo o un semicírculo en el que las cosas empiezan, acaban, empiezan y acaban y vuelven a empezar. Hablo de su fin último: de su único fin. Su finalidad absoluta. Hablo de desconocer, de reaparecer. Hablo de olvidar el olvido que un día fue tu único amigo. Hablo de las pasiones que nunca son fatales aun sí confusas. Hablo de una sonrisa picara y traviesa, de un papel extraño. Hablo de guiones programados por el destino, de un coste elevado por crear una apariencia mínima. Hablo de las personas: desgraciadas, simples, correctas, duras. Hablo de todo aquel que piensa tener poca capacidad para afrontar la vida y busca su razón en un increíble y perfecto Dios o de aquel que solo cree en su existencia. Hablo de un futuro desconocido pero programado. Hablo de una razón, del silencio. Hablo de mis curiosidades, de mis dudas. Hablo de pensar en lo que no fue y en lo que se gana con ello. Hablo de la confianza que se gana al caer y levantarse para no volver a hacerlo. Hablo del día a día, y a la suerte y el azar que los eliminen del diccionario. Pues la suerte la tenemos todos y algunos no buscamos ser alguien más sino un papel diferente en este mundo de copias…

No hay comentarios:

Publicar un comentario