Y yo, tonta de mí, que te hubiera regalado un mañana en mi lecho y hasta
un jardín de rosas rojas si lo pidieras. Y yo, tonta de mí que hubiera
recorrido la locura del desenfreno por mil noches más. Y yo, mala de mi,
que permití que durmieras tantas noches sin el aroma de una flor. Y yo,
loca de mí, que creí que nunca terminaría. Y yo, fiel a mí, te quiero y
quiero así sin saber si tonta, ciega, mala o Loca pero así.
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